lunes, 25 de febrero de 2013

Crónica de mis primeros 42km (Segunda Parte)



Km 0
La lluvia nos sorprendió al amanecer (y no termino hasta unos minutos antes del minuto de arranque, 15 minutos despues del oficial por cierto). El Nathan Phillips Square nos esperaba, temperatura menor a 10 grados, ganas de ir al baño que tuvieron que ser atendidas, ropa mojada, tenis empapados, un poco de resignación, pero el ánimo y la sonrisa arriba. Arranca...primeras calles, un poco del downtown, la U of T y el pequeño barrio italiano.

Km 10
Los primeros tres o cuatro km tuve compañia, no recuerdo haber hablado mucho, a veces las palabras no son necesarias. La lluvia cesó un poco después y el clima mejoró muchísimo El ritmo a lo que sabía que tenia que ser, no más, no menos, cruce los 10km alrededor de una hora ya solo mis fantasmas,mis pensamientos y yo hasta casi el kilómetro 21. La Queensway, a orillas de las western beaches del Ontario Lake, en algún momento el retorno para ver a lo lejos la CN Tower, que como dijo atinadamente "fue mi rosa de los vientos" durante muchos kilómetros más.

Km 20
Un poco antes del kilómetro 20 la ruta se dividía para el medio y el maratón completo, la masa de gente empezo a estirarse, no recuerdo sentirme cansada, tampoco eufórica, seguía siendo como un paseo a un ritmo de 6 minutos por kilómetro. Vi a lo lejos al cómplice de aventura con los colores de mi bandera, me sorprendió un poco, no se si porque pensaba que no lo alcanzaría o porque pensé que ya lo había hecho, pero tampoco apreté el paso, todo el tiempo tuve tanta precaución de no desgastarme de más que no hacía nada arriesgado, hasta que lo alcance. Cruzamos un par de palabras y lo que puede llamarse sonrisas justo antes de cruzar la marca de los 21 (porque uno no sonríe igual despues de 20 kilometros aunque este feliz por dentro). Y apenas estaba a la mitad de la travesía, aún el camino era largo. El mismo ritmo que me hizo alcanzarlo me hizo adelantarme poco a poco despues, sin querer, al final correr es un asunto entre los tenis, las calles y uno mismo. Creo que el desafio empezó realmente para mi a partir de que me descubrí corriendo sola de nuevo.

Km 30
Siempre pensé que a partir del 30 me iba a pasar algo, tenia en mi repertorio de historias algunas desgracias posibles, calambres, dolores, y hasta por supuesto el famoso Muro. Cada kilómetro que seguía corriendo despues de cruzar el 32 (la distancia máxima que corrí durante el entrenamiento) me decia a mi misma: "disfruta que te sientes bien ahora", "seguro el siguiente ya vas a sentirte mal", "seguro dando esa vuelta me topo con el muro".... Pero no sucedio, ni el calambre ni los dolores, ni el famoso muro que nunca conocí, me gusta pensar que mi cuerpo y mi mente (la parte que no pensaba desgracias) estaban en sintonía y nunca se desconectaron. El paseo ya había aumentado el ritmo a unos 5:40 minutos por kilómetro, fueron los kilómetros que más disfrute de toda la experiencia, no porque no sintiera el cansancio, porque de hecho ya empezaba a resentirlo, sino por la sorpresa y la incredulidad de que lo estaba consiguiendo kilometro a kilometro, ademas que la ruta ya había dejado atras las calles solitarias y esos kilometros parecian una fiesta, familias enteras, llenas de mensajes por todos lados, personas gritandome "Keep doing" y otras frases que despues me repetía a mi misma (en ingles porqué no). Muy pocas veces veía de reojo el reloj, no quería pensar en tiempos, solo disfrute.

Km 38


Recuerdo haber pasado en algún momento de las primeras horas al pacer de 4:30 y era lo único que sabía cuando de repente vi a escasos metros al pacer de los 4:10 no lo podía creer, y menos podía creer que me sintiera tan bien como para alcanzarlos, me uní al grupo de unos 4 o 5. Poco después de tomar un retorno, vi de nuevo al cómplice de aventura, le grite, cruzamos miradas, nos dimos ánimos en cortas frases y seguimos. Creo que en ese momento volví a ser consciente de que estaba sola con esto pero que era afortunada por poder compartirlo, que me faltaban aún 4 kilómetros, que podía terminarlo en 4:10 y que me sentía genial. Donde después de 38 kilómetros genial significa que aún te sientes entero nada más, porque para ese entonces ya sentía un dolor por una ampolla en la planta del pie y dolor en ambas rodillas. No solté al grupo, no solté mi paso, solo seguí.

Km 41
Cuando te falta un kilómetro por terminar te pasan muchas ideas por la cabeza, una de tantas es ¡como demonios ya había llegado hasta ahí! es mas, lo escribo y se me hace un nudo en la garganta. Creo que ese kilómetro es un encuentro con uno mismo, no tengo el don de plasmar en letras exactamente lo que sentí así que me lo tengo que guardar de nuevo para mí. Pensaba en todo, veía a la gente que me seguía gritando, veía las calles, a los pocos corredores que seguían en la pista, en como la llevaba el cómplice, hasta en quitarme la banda de la cabeza para que no saliera en las fotografías de meta. Tengo la teoría (y la comprobé mientras corrí los últimos kilómetros del Marine Corps Marathon al cual me incorporé por casualidad unas semanas después) que si vuelvo a correr un maratón es solamente para sentir de nuevo lo que sentí en esos últimos metros, cuando me acercaba al 42 y podía sentir en cada parte de mi cuerpo (incluso en lo que dolía) que todo la historia que me llevo ahí había valido la puritita pena, que era yo haciendo algo que pocos incluso imaginan.

Km 42.195
Vi el reloj metros adelante marcando 4:25, mis cuentas mentales que indicaban que si lograría los 4:10. Cruce la meta, sonreí, se había terminado, ya no tenía que seguir corriendo porque lo había logrado y era una felicidad muy de adentro, no lloré nada pero sentía algo en el pecho que no cabía. Me tomo unos metros más acabarme las reservas de adrenalina por lo que no me detuve de inmediato pero en cuanto se esfumaron las reservas, poquito después de darle un trago a mi botella de agua, se me vinieron todos los kilómetros encima, esos metros de recuperación que uno camina son interesantes porque te sientes feliz pero tu cuerpo no puede celebrar contigo, la medalla pesa mucho, mueres de hambre pero no puedes comer nada, mueres de sed pero ya te acabaste medio litro de un jalón Te sientes jodido y radiante (como diria Benedetti), no hay una definición mejor. Y sí, me sentía jodida y radiante.
Casi cojeando llegue al punto de encuentro, me tire al piso, me quite los tenis, me consolé un poquito y espere por un abrazo que llegaría minutos después.

Y veo el sitio del STWM 2013 y me entra una nostalgia y unas ganas enormes de estar planeandolo de nuevo. Pero hay sueños que suceden una sola vez, y este ya sucedió y en el T+1 me despedía de la ciudad marrón sin fecha de regreso.


Réquiem


Gracias a todas las personas que fueron soporte de alguna manera este proyecto. Por al menos entender sin juzgar la locura y sus ánimos. Mi familia que se pone feliz, mis amigos todos, a Erick, Arlette, Jorge de manera mas profunda, aquellos con los que compartí kilómetros y me animaron con sus porras y consejos, Fer y Mac gracias especiales a ustedes. A los twitterruners por que su buena vibrez siempre te alcanza, en especial a Luigi por su crónica en tiempo real . A mis amigos con los que comparto oficina que me veían todos los días salir apurada para llegar a la pista y a su manera me desearon lo mejor.

A quienes los últimos días sin entender del todo de que se trataba el maratón y porque era lo único que había en mi cabeza, pero aún así me echaban todas las porras del mundo.

Hay sueños que se materializan porque encuentras con quien compartirlos física y logísticamente. Como si vinieran pegados con las personas dentro del paquete y que no son intercambiables. Por ser inspiración y partner, gracias por que me acompañaste en mis primeros 10km que años después se convertirían en 42 y porque cruzaste el cielo y la tierra para ser el cómplice de la aventura.







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