sábado, 27 de septiembre de 2014

Me escribi una carta


Hace unos días buscando un papel para hacer un trámite me encontré con una especie de diario que escribí muy interrumpidamente entre 1998 y 2004. En realidad siempre ha estado ahí sobreviviendo a las mudanzas, pero llevaba muchos años sin abrirlo y darle una hojeada.  Solía escribir mucho de las personas que estaban a mi lado en ese momento, de mis amigos, de mis amores reales y platónicos, de mis papás. A veces creo que soy incapaz de desdoblar un pensamiento que no este ligado a una historia, es como si toda yo estuviera compuesta por pequeños trozos de las personas que han tocado mi vida. Todo en mi tiene un lazo, real o inventado. Pero también escribía sobre mis miedos y las dudas, sobre sueños.

Esto me llevo a recordar algo que escribí hace ya algunos meses y que no sé porque no había publicado, inspirado en un post de una persona que no conozco pero que disfruto leer por identificarme con su caótica claridad. 

Yo también me he enviado correos al futuro, la última vez me movió tanto que decidí que la próxima vez que lo hiciera no lo tomaría tan a la ligera (así que no lo he vuelto a hacer). Pero aquí, me escribo al pasado, a la Anna de 15 años... 

Ese primer amor que estas empezando va a ser hermoso pero al final te va a enseñar una lección enorme de vida, del amor y amistad que va a marcar tus siguientes años. Vas a sentir por primera vez el dolor y te tomara tiempo, pero pasara. Vas a soñar por casi 8 años con las mismas personas, no un sueño recurrente pero con ellos como actores principales o secundarios. Te hartaras tanto de soñarlos que cuando los veas de nuevo no causaran ningún efecto en ti. 
No jugaras volibol por tantos años, como piensas. De hecho lo extrañaras siempre. 
Viviras tu vida en ciclos. Eres la misma en cada uno o eso crees, con circunstancias y personas distintas alrededor que parecería que te sacaron de una escena de una película para meterte en otra. Disfruta el escenario que tengas cada vez porque los cambios son abruptos y muchas veces querrás regresar casi desesperadamente a la escena anterior. Y te darás cuenta que la mayoría de las veces para avanzar necesitas soltar. Y soltar duele.
Tendrás muy buenos amigos. Pocos pero de los de verdad, no necesitaras mas, siempre habrá angeles a tu lado. Fallarás y te fallaran pero muchos llegaran para quedarse y harán de tu vida una extraordinariamente buena. 
Te vas a enamorar, una, dos tres veces. Algunas otras solo creerás que es amor. Vas a ser afortundadamente correspondida. Te van a amar muchísimo aunque en un par de ellas no valoraras lo suficiente y te costara caro, pero aprenderás, aprenderás a cuidar y que la empatia y la complicidad no se encuentra en cada esquina. Y cuando crees que ya no puedes amar, amaras y te amaran de nuevo. 
Conocerás EL amor. Ese que sacude, ese que tira los muros, las puertas, las ideas, ese que replantea todo, que te tira y te levanta. Vas a crecer de una manera en la que ya no hay regreso, junto a alguien. Vas a ser feliz tanto que no lo creeras pero también triste. No sabrás hacia donde ir, pero encontraras el camino.
Vas a correr un maraton. Si, aunque no lo creas y hoy odies correr. Primero aprenderás que un maraton son 42 kilómetros y algunos años después vas a cruzar esa meta con un nudo en la garganta pero con una sonrisa que no podrás con ella. Correrás sola, con amigos, con las personas que amas, en la calle, en pistas, en otros países. Correrás mucho. 
Tomaras muchas malas decisiones pero desde la mas profunda fé de que es lo mejor para ti, aunque no siempre resulte como pensabas. Vas a hacer daño con esas decisiones y te costará ver hacia atrás. Pero conservaras esa capacidad de volver a intentar.
Vas a viajar. No sera como lo estas soñando ahora pero lo harás, conocerás ciudades hermosas, las recorrerás caminando, en autobús, en metro, en bicicleta. Y tomaras muchas fotos, una vez casi te dará hipotermia por necear con la cámara. Viajaras acompañada, viajaras sola.Te reencontraras con lo que eres en otros países, trabajaras en otras ciudades y extrañaras mucho hasta que aprendes a convivir contigo en armonía, aún con tus demonios. 
Vas a llorar en un hotel a kilómetros de distancia y te sentirás terriblemente sola. Pero cuando te seques las lagrimas te darás cuenta que uno nunca esta lo suficientemente solo y que la vida sigue, que es tuya y que es bien hermosa, irónica, pero bien pinche hermosa.
        Y ¿sabes? Tu primer sillón va a ser colo rojo. 
 



miércoles, 24 de septiembre de 2014

De metáforas


-"Si tuviéramos un Jagger y tuvieras que meterte en mi cabeza para luchar contra un monstruo me entenderías..."
Dice. 


"...Si tan solo tuviera un jagger." Pienso 
 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Ana del aire


(Asi se llama este capítulo de la página 107 del libro de Adela)

-No te preocupes, es natural. Nazca donde nazca uno siempre quiere estar en otra parte.

...
La efervescencia del ambiente entre nostálgico y delirante, los imaginativos atuendos de los viajeros, la inminencia de Nueva York, Londres o Estambul, el plateresco de las platerias, las casas de cambio con sus inaccesibles dólares y la experiencia de viajar sola me aceleraban el pulso aquella mañana. El frenesí de los aeropuertos exacerba mi inseguridad y me hace vulnerable. Debo hacer un esfuerzo para mantener bajo control la sensación de despedida final, de trátame bien porque quizá nunca me vuelvas a ver. 

Los aeropuertos me inquientan siempre, me sudan las manos, revuelvo el bolsón de viaje una y otra vez para asegurarme de que no he olvidado nada, necesito tocar obsesivamente el pase de abordar para asegurarme de que no lo he perdido, y siento una necesidad compulsiva de comer cualquier cosa para contrarrestar la sensación de vértigo que me sube y baja en el estómago.

viernes, 15 de agosto de 2014

Años...


Esa noche que hicieron el amor los dos llevaban ropa que no solían usar habitualmente. Ella llevaba un vestido negro y tacones, por razones que esa tarde requería, el llevaba traje sin corbata porque ese jefe suyo a veces se lo pedía. Ella ya iba un poco despeinada y él llevaba la camisa por fuera. El llego tarde disculpándose, poco habitual en él. Ella llego antes de tiempo, poco habitual en ella.  
Lo que tenían en común esa noche era el hambre y que no tenían idea de como acabaría. 
Pero la ropa, la ropa. Debieron saber que era un presagio. Ya habían cambiado, también en eso, mas por las circunstancias que por convicción propia (como lo demás en ese mundo que tenían juntos) pero también por fuera se veían diferentes. 

Esa noche tampoco sabían que seria la última vez porque pensaron que ya había ocurrido, y aunque fue la última se parecía mucho a las primeras veces unos años atrás, Intensa, desenfrenada y en el lugar menos común de la casa: donde cayeran las ganas. Así se amaron casi siempre, así se amaron esa vez.  

Hoy, pero ya hace algunos años era sábado y su cerebro liberaba dopamina en menos de 8 segundos cuando volteó a esa puerta del que solía ser uno de sus cafés favoritos. Ambos se cambiaron la vida, como solo dos personas que saben de amor asíncrono se la pueden cambiar. 

martes, 15 de julio de 2014

De conversaciones con extraños


Estábamos Adela, la francesa cuasimexicana y la pareja regia de recién casados (todos desconocidos haciendo tiempo mientras nuestro vuelo cancelado se animaba a dejar Paris) y la conversación se dirigía en torno a ellos, en lo complicado que es tener hijos cuando no quieres dejar de trabajar. Adela (aún sacando a cuentagotas la frustración que debe dejarte la muerte de la persona con la que viviste una vida) le decía a la recién casada algo mas o menos así:
-No dejes que nunca te digan que no trabajas, porque ser ama de casa es un trabajo de tiempo completo. No ganas dinero pero  trabajas hasta mas que ellos. Yo lamento mucho no haberle contestado a mi marido cuando me decía que yo no hacía nada porque yo tenia dos muchachas ayudándome, debí haberle dicho: "¿y las dos secretarias que tu tienes?", "¿y tu contador?". Nunca se lo dije y me arrepiento.

Mas bla, bla bla.

-...Y si quieres seguir trabajando el problema es quien cuida a los niños. -dijo él -y eso de las guarderías o andarlos dejando con la mamá...
-O peor debe ser cuando ni siquiera eso, cuando no tienes a tu familia en la misma ciudad, que sería mi caso, no hay mas opciones que las guarderías -dije yo, queriendo meter mi cuchara en un tema que me es de lo más lejano. 
-¿Y la familia de él tampoco? -me pregunto alguno de ellos. 
-No lo sé -contesté- Creo que todavía no lo conozco. 

Yo sonreí por dentro por la sorpresa que me causo mi respuesta. Y estoy segura que Adela también entendió un poco.