martes, 8 de diciembre de 2009

El recuento del 2009. (Parte I)

Los días para que termine este año están contados e inevitablemente vienen a mi mente las cosas que he hecho, las que no hice y las que aún estoy a tiempo de hacer. Los fines de año siempre causan en mí sentimientos encontrados, entre nostalgia y expectativa, entre desdén y ansiedad.

Este mes pretendo escribir sobre lo que fue este año. Un año que sentí particularmente rápido, avanzó con pasos agigantados y se me vino encima. Siempre recuerdo los años por los sucesos que los marcan, como el año de aquel viaje, el 2003 el año que entré a la universidad, el 2004 del inicio de aquel gran amor, el 2008, año en que termine mi carrera y compré mi primer automóvil...y así, cada uno tiene uno o varios sucesos de cualquier tipo que lo dejan marcado. Cuento mi vida en sucesos, en etapas, en personas que están a mi lado, en emociones.

Pero este año como que simplemente no lo ubico, el logro tangible que puedo reconocer, es tener en mis manos el título de Ingeniería...no deja de ser importante claro, pero es más bien como requisito en la vida para seguir caminando. Este año por las circunstancias de cambio fue en parte un duro proceso de aprendizaje así que en este post le llamaré así: El año del aprendizaje.

Aprendí a que no todas las personas tienen buenas intenciones, que no basta la palabra para confiar en alguien, que debo de andarme con más cuidado antes de creer que, así como yo, esa persona está siendo sensata. Pero también aprendí que la desconfianza es enemiga de las relaciones.

Me gradué por completo en el arte de “Irme” y "Dejar Ir" cuando algo o alguien simplemente no es para mí o cuando no es lo suficientemente bueno para mi vida.

Aprendí que no me sale bien eso de pretender no involucrarme, porque al final siempre termino haciéndolo, que no me basta el gusto o la atracción, que siempre busco más, lo más mínimo pero que le de valor a mi vida.

Aprendí que los frutos de trabajar duro tardan en llegar o incluso pueden no hacerlo, pero que la satisfacción de hacer las cosas lo mejor posible es de las mejores recompensas.

Aprendí un poco a administrar mi dinero, a no gastar lo que no tengo pero sin dejar de consentirme, a que los mejores momentos y regalos no tienen porque costar tanto. Este año tome la decisión de vivir sola y todo lo que implica, así que aprendí también lo duro pero gratificante que resulta esto.

Aprendí que los amigos llegan con tanta naturalidad pero también pueden irse. Que puedes encontrar cosas valiosas incluso en las personas que nunca se te hubieran ocurrido. Que en ocasiones lo único que te une a las personas puede ser tan frágil, que muchas veces los amigos lo son en nombre a los recuerdos.

Aprendí que es duro el proceso de madurar y crecer, que si te desvías un poco del proyecto original de repente te encuentras en una situación en la que no deseas estar. Que basta una mala decisión para darle un rumbo diferente. Que para atrás ni para tomar impulso.

Aprendí que la intempestividad no siempre sale bien. Que no todas las personas están listas para mí. Que tocar la puerta y esperar a que te abran puede ser una opción, incluso podría no tocar, sino esperar a que me inviten pasar.

Después de todo no le viene tan mal la etiqueta de "El año del aprendizaje", pero aún no termino de recapitular.

Interesante y a veces fastidioso ese interminable proceso de aprender.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

En un momento de cruda emocional

Muchas cosas han consumido mis pensamientos estos días. A veces soy un carrusel emocional pero que no deja de lado la razón. Creo que ese es mi principal problema, que no puedo ser ni 100% emocional ni 100% racional, o al menos inclinarme hacía alguno de los dos, si fuera así al menos seria más predecible o mas ruda o mas cínica, quizá más congruente.


Un acto que realizo con carga emocional lo evalúo con la razón y entonces me encuentro estúpida y fuera de lugar. Lo que realizo racionalmente lo reviso con el corazón en la mano y entonces me encuentro de lo más fría y calculadora. Me considero una mujer de punto medio y hoy ese maldito punto medio me tiene hasta la madre.


Quisiera ser más egoísta de lo que soy, así por lo menos viviría en una burbuja creada por mí. O un poquito más orgullosa para creer que solo yo tengo la razón y no dársela a nadie más. Quizá serviría ser tantito menos flexible o un poco mas sútil. Un poco más sensible para llorar y luego no avergonzarme ni hacerme la fuerte. Y podría servir ser menos amable con quien no lo meree. Hablar más y escuchar menos, moverle al nivel de conciencia y subirle al nivel de tolerancia. Más valiente y menos impulsiva, menos transparente. Requiero un poco de más prudencia, fidelidad y compromiso, me vendría una rayita menos de soberbia espontánea y de irascibilidad. Mas, menos, el signo que sea pero que se incline la balanza.


No que el egoísmo, el orgullo, la flexibilidad, la sutileza, sensibilidad, conciencia y todas esas virtudes y defectos están en un maldito punto medio que hoy no me deja ni regresar ni seguir adelante, que me permite tener tantas opciones que me agobian, que no me deja definir una postura tan simple, aunque sea equivocada. Y a veces me descubro paseando de un lado a otro sin ninguna premeditación.


He dicho.

martes, 3 de noviembre de 2009

Sobre cierta rudeza del alma ...

Hace unos días en una charla de esas reveladoras pero necesarias, me dijeron algo que ni en mis mejores días de chica mala he pensado: Que soy una Mujer Ruda. No logro recordar los argumentos que me dieron, o la definición exacta para ser considerada de tal tipo, solo recuerdo algo así como: -Es que eres muy desprendida, andas en la vida así como si nada. Realmente me sorprendió mucho y me dejo pensando un poco en las consecuencias del camino andado, también recordé que no era la primera vez que me lo decían en este último año. No me considero una mujer ruda...en el fondo creo ser la mas nena de las nenas...aunque ese mismo día me dijeron que no existe eso de "en el fondo", -es lo que es, lo que se ve, y ya. Y es cierto, remataron diciéndome: -Eres transparente ¿que no?

He aquí mi versión sobre la rudeza del alma:

No soy masoquista ni partidaria del sufrimiento…así que huyo de las situaciones que la generan, alguna vez ya me enfrente con cierto tipo de dolor de frente, no le doy la vuelta, pero no suelo quedarme esperando a que alguien me haga sufrir demasiado.

No soy necia…soy persistente y eternamente luchadora pero no necia, eso significa que se reconocer una causa pérdida, quizá me tome mi tiempo para ello pero se reconocerla y salir airosa a tiempo o lo más posible a tiempo.

Odio el drama, así que en cuanto reconozco algo de drama en mis actos trato de resetear mis pensamientos. Soy cero rencorosa, no olvido pero perdono fácil, soy de la idea que el resentimiento mal llevado es a la larga altamente contraproducente.

Tengo un maldito y ya reducido egoísmo mezclado con cierto ego (no estoy orgullosa de eso) producto de mi fecha de nacimiento y que sale a relucir en los momentos más oportunos.

Y sí, si lo anterior resume lo que es una Chica Ruda entonces si lo soy... pero sinceramente no quiero serlo, o no quiero parecerlo, al final todo es parte del show, después de una lucha intensa, me bajo del ring, me quito la máscara y la rudeza desaparece, puedo bajar herida, puedo bajar triunfante, eso no importa, sea lo que suceda me vuelvo a subir al ring al día siguiente, quizá mas débil, quizá mas ruda.

Y si a eso no resume la rudeza por favor vuélvemelo a explicar, con esas palabras que me envuelven y que nublan mis propios pensamientos.

domingo, 18 de octubre de 2009

Comunicación a la antigüita

La primera vez que mande un mensaje de texto por celular tiene ya bastantes años, estaba en la preparatoria y nos parecía sorprendente aunque no tan práctico en ese entonces...Soy de una generación que todavía puede contar que en su adolescencia sobrevivió sin celular y sin Internet por lo que la comunicación era muy distinta a la que disfrutamos ahora. Vivíamos largas horas de espera al teléfono de casa...uno solo para todos los habitantes, sufríamos si alguien se le ocurría ocuparlo y colgarse de él justo cuando se acercaba la hora de recibir la llamada esperada, era muy común recibir visitas inesperadas y los regaños de los papas acerca del costo del recibo telefónico eran frecuentes.


Con el paso del tiempo me volví fan de los mensajes de texto…Por medio de ellos recibí y comencé coqueteos, halagos y confesiones, di rienda suelta a mis mejores estrategias de "conquista" y me deje conquistar, me enamore y desenamoré, hice rabietas y berrinches. Concerté citas y cancele algunas, envié ánimos, saludos, cientos de besos, abrazos y felicitaciones de cumpleaños.


Encontré cierta fascinación en el misticismo de las letras en mensajes cortos y fui perdiendo la costumbre de hablar en la distancia, de escuchar la voz del destinatario, ya fuera mi madre, mi amigo, mi novio, el amante. Empecé a sustituir la calidez del sonido, la espontaneidad de una respuesta y el ambiente de fondo... A veces por comodidad, otras tantas por evasión, algunas por economía, pero se volvieron como mi ideal de comunicación.


No puedo explicar la razón por la que hoy decidí que quiero despedirme de los mensajes de texto, o al menos dejar de usarlos un poco para cuestiones de relaciones "uno a uno". Empiezo a creer que funcionan perfectamente para dos situaciones: Para coquetear y lograr el primer acercamiento con alguien y para cuando el nivel de comunicación ya es bastante bueno. En otras situaciones, como pretender conocer a una persona o tratar temas delicados son terriblemente malos, lo mismo aplica para los DM's de Twitter e incluso la mensajería instantánea, nos olvidamos de lo maravilloso que es descifrar gestos y cuestionar miradas si tenemos la oportunidad de tener a la persona cerca.


Desde hoy mis mensajes cortos serán solo resultado de espontaneidad, detalles que causen sonrisas, o el medio para acordar algo que toma unas cuantas palabras...todo lo demás que tenga que decir, que implique sensaciones de cierto nivel trataré lo mas posible que sea mirando a los ojos y cuando esto no sea posible al menos dejaré que escuchen mi voz mientras escucho el ambiente de fondo. Llamaré mas a mis papas, saludaré a mis amigos, despertaré al compañero de vida, diré te extraño sonriendo, sonrojaré al amante...


Quiero renegar un poco de esta maravilla de comunicación que la tecnología nos regala. Quiero regresar a las sensaciones que causaba la comunicación a la antigüita.

viernes, 9 de octubre de 2009

No te preocupes, Yo Pago. (Actualizado)

Uno de estos dias mientras disfrutaba de una comida casera muy rica charlaba con 2 amigos sobre un tema que vale la pena el post. Ella nos contaba que un tipo francés que la invito a salir una vez le dijo textualmente cuanto le tocaba pagar de la cuenta, era algo asi como: "Tu pagas los cafés y yo los postres ok?". Estarán de acuerdo conmigo que aunque fue algo justo si fue algo fuera de lo "convencional" y quizá hasta un poco rudo para cualquier chica.

La opinión masculina de la plática comentaba que algunos de sus amigos no tenían una relación por el hecho de lo "caro" que resultaba salir con alguien, esto último me pareció realmente lamentable, recuerdo que en algunas de las mejores citas que he tenido no fue tan necesario gastar tanto, asi que espero que estas opiniones sean aisladas, resultado de solo malas experiencias por frivolidades mal llevadas.

Y es que a pesar de este rollo de liberación femenina (con el que no siempre estoy de acuerdo) y la igualdad de condiciones para hombres y mujeres, no podemos negar que aún existe este "tabú" sobre quien paga las citas. La costumbre, al menos de nuestra sociedad, dice que si un caballero invita a salir a una dama entonces como todo caballero (valga la redundancia) le corresponde correr con los gastos de la cita y nosotras como todas unas damas nos dejamos apapachar y que nos lleven a donde su economía se los permita. Les cedemos la compañia, el espacio y el control, por eso cuando contestamos -"a donde tu quieras" o "lo que tu quieras" no es falta de inventiva o decisión, es mas bien que no pretendemos abusar del signo de pesos...

Todavía las cuestiones de dinero no son un tema fácil entre parejas, no es algo de lo que comúnmente se hable y mucho menos si se trata de plan de conquista. En esta vida consumista que llevamos tener una cita ya no es algo muy barato que digamos, quizá nuestros abuelos solo necesitaban pagar un helado, hoy en una ciudad mediana, una cita promedio tiene dos ceros a la izquierda, no dudo que para muchos sea poco, pero para la mayoría si representa una cantidad digna de considerar.

Después de nuestro intercambio de ideas y experiencias, llegamos a la no muy díficil y obvia conclusión de que la o las primeras citas generalmente si corren por galanteria a cuenta del hombre, es una manera de continuar con las viejas prácticas y los roles que todavía conservamos en pleno siglo XXI. Y es que por muy siglo XXI a los hombres aún les parece importante tener ese papel de "el que provee", les da libertad, confianza y seguridad y a las mujeres aún nos hace sentir bien jugar el papel contrario. Después de un rato, si las citas se siguen dando, con cierto nivel de confianza y cuando el caballero en cuestión se relaja y cede el control sin sentirse menos caballero, entonces es posible llegar a un acuerdo sobre cuanto desembolsa cada quien para divertirse a gusto sin desfalcarse. Finalmente el momento es de dos, la diversión es para dos, se me hace apropiado dividir el gasto entre dos, el porcentaje es cuestión de cada quién, de la situación y del bolsillo.

En lo personal, yo agradezco cuando un chico se toma la molestia de invitarme, pagar una cita y todavia ofenderse (o hacerse el ofendido) cuando me ofrezco a pagar algo, cliché, costumbre, machismo o lo que sea, es algo que aprecio (y que todas las mujeres debemos apreciar) porque en esta vida q nos tocó vivir ganarse el dinero cuesta y que te hagan sentir consentida por un rato se agradece. También me es grato cuando alguien se pone imaginativo y me da un momento fuera de lo normal en el que no siempre el dinero es el factor mas importante...con un poco de imaginación y empatía pasarsela bien en una cita no necesariamente significa quedarse quebrado.

Actualización 12Oct09

Creo que me hizo falta recalcar en el post que yo si estoy a favor de dividir el gasto de una cita...De tener acuerdos como y de aplicar el "hoy yo invito"... Que sé por experiencia que ganarse el dinero no es fácil y además tengo un hermano por lo que se lo complicado que resulta ser hombre en plan de conquista. Solo agradecía las atenciones, ya que hasta el hombre mas patán con el que he salido nunca me ha dejado pagar nada la primera cita (no es pedrada para los patanes, pueden seguir siéndolo mientras alguien los aguante), y que finalmente con confianza y comunicación todo resulta bien en el plan económico.