Lo que esta claro es que en la intimidad existen ciertas leyes naturales que gobiernan la experiencia sexual entre dos personas y que estas leyes no pueden alterarse, como tampoco se puede alterar la gravedad. El hecho de sentirse físicamente a gusto con el cuerpo de otra persona no depende de nosotros. Tiene muy poco que ver con lo que piensan, hacen, dicen o parecen las dos personas en cuestión. Hay un imán misterioso que puede estar ahí, enterrado en las profundidades del esternón o no. Cuando no existe ese imán (cosa que se por mi dolorosa experiencia propia) no se puede forzar, como un medico no puede obligar al cuerpo de un paciente a aceptar un riñón del donante equivocado.
Elizabeth Gilbert
EatPrayLove
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