...Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Sabines
2 comentarios:
Creo que no es bueno guardarse ni el odio ni el amor, pero bueno, por eso creo que me gustan más las primeras horas del día, o la noche, cuando ya estamos dormidos.
Saludos!
Yo también prefiero las primeras horas :) Gracias por el comment
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