miércoles, 8 de septiembre de 2010

Fragmentos

...Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Sabines

2 comentarios:

tonymoca dijo...

Creo que no es bueno guardarse ni el odio ni el amor, pero bueno, por eso creo que me gustan más las primeras horas del día, o la noche, cuando ya estamos dormidos.

Saludos!

La que soy hoy dijo...

Yo también prefiero las primeras horas :) Gracias por el comment