Pensarán que soy una ñoña pero muchos de los recuerdos que tengo de mi niñez generalmente son con una pañoleta verde con negro en el cuello. Muchas cosas buenas me dejaron esos años de escultismo, y según mi mamá muchas cosas malas también, pero de entre las cosas buenas son los amigos que el día de hoy son viejos amigos.
Ellos son grandes amantes de las aventuras y admiradores respetuosos de la montaña y tomando un "segundo aire" decidieron regresar a esos caminos andados. Mi gusto por la actividad libre se durmió un poco en mis años de universidad donde los viajes se convirtieron en mas cheleros que mochileros, pero aún así cuando surgió el plan de subir por lo menos albergue del Pico de Orizaba yo no lo dude ni por un momento.
Con un año de retraso y después de cancelarse dos veces salimos de Tehuacán con camino a Hidalgo, el último pueblo en las faldas del volcán desde donde empezamos a caminar. Aunque es posible llegar en auto al albergue dependiendo del clima claro, el reto justo consistía en llegar de Hidalgo al albergue, dormir ahí y regresar al otro día temprano después de las fotos.
El clima nos engaño, días anteriores hizo mucho calor y justo día se le ocurrió amanecer nublado. Empezamos a caminar desde Hidalgo alrededor de las 12 de día, después de dejar el coche con unas personas muy amables del lugar. Empezó a nevar como a la media hora de iniciar la caminata, no había visto en mi vida ese tipo de clima tan extremoso, la vista fue increíble para mis ojos.
Tengo que decir que la sensación del aire frío en la cara con la mochila a los hombros me trae emociones inexplicables. Es mi éxtasis aún a pesar del cansancio, el frío y la molestia, no puedo negar que en algun momento piensas: ¿Que demonios hago aquí si podría estar en la comodidad de una cama o viendo una película en el cine? Pero esos pensamientos solo duran momentos.
No pudimos quedarnos en el albergue por cuestiones del clima, así que decidimos llegar a cierto punto, comer algo y regresar al pueblo para terminar la aventura antes de que cayera por completo la noche. No tuvimos ningún inconveniente a pesar de que la nevada de ese día no era habitual, solo en un momento estuvimos a punto de errar el camino pero gracias a la memoria fotográfica de Mad lo corregimos a tiempo, llegamos al pueblo justo antes de oscurecer para cambiarnos la ropa que estaba mojada y treparnos a la comodidad del coche para escuchar música ochentera de regreso a Tehuacán.
Creo que fue un buen intento después de todo y yo me quede con ganas de más...creo que Jorge y Mad también, porque ya esta el plan de la segunda caminata, esta vez un poco mas extremo.
Un saludo a Jona, Mad y Jorge. Sigo acumulando recuerdos con ellos.
Notas Mentales:
Creo que después de todo mi condición física no es tan mala a menos que la de ellos sea pésima.
Prometo invertir en unos zapatos todo terreno, que por coda me sentía como inútil cuando el lodo y la nieve hizo de las suyas.
Llevaré mas comida en mis bolsas, no se porque tenía muchas ganas de comer cualquier cosa mientras caminaba.
Será que valga la pena estrenar mochila ?