Muchas cosas han consumido mis pensamientos estos días. A veces soy un carrusel emocional pero que no deja de lado la razón. Creo que ese es mi principal problema, que no puedo ser ni 100% emocional ni 100% racional, o al menos inclinarme hacía alguno de los dos, si fuera así al menos seria más predecible o mas ruda o mas cínica, quizá más congruente.
Un acto que realizo con carga emocional lo evalúo con la razón y entonces me encuentro estúpida y fuera de lugar. Lo que realizo racionalmente lo reviso con el corazón en la mano y entonces me encuentro de lo más fría y calculadora. Me considero una mujer de punto medio y hoy ese maldito punto medio me tiene hasta la madre.
Quisiera ser más egoísta de lo que soy, así por lo menos viviría en una burbuja creada por mí. O un poquito más orgullosa para creer que solo yo tengo la razón y no dársela a nadie más. Quizá serviría ser tantito menos flexible o un poco mas sútil. Un poco más sensible para llorar y luego no avergonzarme ni hacerme la fuerte. Y podría servir ser menos amable con quien no lo meree. Hablar más y escuchar menos, moverle al nivel de conciencia y subirle al nivel de tolerancia. Más valiente y menos impulsiva, menos transparente. Requiero un poco de más prudencia, fidelidad y compromiso, me vendría una rayita menos de soberbia espontánea y de irascibilidad. Mas, menos, el signo que sea pero que se incline la balanza.
No que el egoísmo, el orgullo, la flexibilidad, la sutileza, sensibilidad, conciencia y todas esas virtudes y defectos están en un maldito punto medio que hoy no me deja ni regresar ni seguir adelante, que me permite tener tantas opciones que me agobian, que no me deja definir una postura tan simple, aunque sea equivocada. Y a veces me descubro paseando de un lado a otro sin ninguna premeditación.
He dicho.
Un acto que realizo con carga emocional lo evalúo con la razón y entonces me encuentro estúpida y fuera de lugar. Lo que realizo racionalmente lo reviso con el corazón en la mano y entonces me encuentro de lo más fría y calculadora. Me considero una mujer de punto medio y hoy ese maldito punto medio me tiene hasta la madre.
Quisiera ser más egoísta de lo que soy, así por lo menos viviría en una burbuja creada por mí. O un poquito más orgullosa para creer que solo yo tengo la razón y no dársela a nadie más. Quizá serviría ser tantito menos flexible o un poco mas sútil. Un poco más sensible para llorar y luego no avergonzarme ni hacerme la fuerte. Y podría servir ser menos amable con quien no lo meree. Hablar más y escuchar menos, moverle al nivel de conciencia y subirle al nivel de tolerancia. Más valiente y menos impulsiva, menos transparente. Requiero un poco de más prudencia, fidelidad y compromiso, me vendría una rayita menos de soberbia espontánea y de irascibilidad. Mas, menos, el signo que sea pero que se incline la balanza.
No que el egoísmo, el orgullo, la flexibilidad, la sutileza, sensibilidad, conciencia y todas esas virtudes y defectos están en un maldito punto medio que hoy no me deja ni regresar ni seguir adelante, que me permite tener tantas opciones que me agobian, que no me deja definir una postura tan simple, aunque sea equivocada. Y a veces me descubro paseando de un lado a otro sin ninguna premeditación.
He dicho.