La primera vez que mande un mensaje de texto por celular tiene ya bastantes años, estaba en la preparatoria y nos parecía sorprendente aunque no tan práctico en ese entonces...Soy de una generación que todavía puede contar que en su adolescencia sobrevivió sin celular y sin Internet por lo que la comunicación era muy distinta a la que disfrutamos ahora. Vivíamos largas horas de espera al teléfono de casa...uno solo para todos los habitantes, sufríamos si alguien se le ocurría ocuparlo y colgarse de él justo cuando se acercaba la hora de recibir la llamada esperada, era muy común recibir visitas inesperadas y los regaños de los papas acerca del costo del recibo telefónico eran frecuentes.
Con el paso del tiempo me volví fan de los mensajes de texto…Por medio de ellos recibí y comencé coqueteos, halagos y confesiones, di rienda suelta a mis mejores estrategias de "conquista" y me deje conquistar, me enamore y desenamoré, hice rabietas y berrinches. Concerté citas y cancele algunas, envié ánimos, saludos, cientos de besos, abrazos y felicitaciones de cumpleaños.
Encontré cierta fascinación en el misticismo de las letras en mensajes cortos y fui perdiendo la costumbre de hablar en la distancia, de escuchar la voz del destinatario, ya fuera mi madre, mi amigo, mi novio, el amante. Empecé a sustituir la calidez del sonido, la espontaneidad de una respuesta y el ambiente de fondo... A veces por comodidad, otras tantas por evasión, algunas por economía, pero se volvieron como mi ideal de comunicación.
No puedo explicar la razón por la que hoy decidí que quiero despedirme de los mensajes de texto, o al menos dejar de usarlos un poco para cuestiones de relaciones "uno a uno". Empiezo a creer que funcionan perfectamente para dos situaciones: Para coquetear y lograr el primer acercamiento con alguien y para cuando el nivel de comunicación ya es bastante bueno. En otras situaciones, como pretender conocer a una persona o tratar temas delicados son terriblemente malos, lo mismo aplica para los DM's de Twitter e incluso la mensajería instantánea, nos olvidamos de lo maravilloso que es descifrar gestos y cuestionar miradas si tenemos la oportunidad de tener a la persona cerca.
Desde hoy mis mensajes cortos serán solo resultado de espontaneidad, detalles que causen sonrisas, o el medio para acordar algo que toma unas cuantas palabras...todo lo demás que tenga que decir, que implique sensaciones de cierto nivel trataré lo mas posible que sea mirando a los ojos y cuando esto no sea posible al menos dejaré que escuchen mi voz mientras escucho el ambiente de fondo. Llamaré mas a mis papas, saludaré a mis amigos, despertaré al compañero de vida, diré te extraño sonriendo, sonrojaré al amante...
Quiero renegar un poco de esta maravilla de comunicación que la tecnología nos regala. Quiero regresar a las sensaciones que causaba la comunicación a la antigüita.