...Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Sabines
Creo que no es bueno guardarse ni el odio ni el amor, pero bueno, por eso creo que me gustan más las primeras horas del día, o la noche, cuando ya estamos dormidos.
ResponderEliminarSaludos!
Yo también prefiero las primeras horas :) Gracias por el comment
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